A lo largo de la historia distintos grupos sociales han reivindicado la igualdad, no solo formal sino a través de medidas que la vuelvan real y tangible.
El talento y el esfuerzo de las personas son las materias primas para el desarrollo, pero su aprovechamiento depende de la existencia de estructuras y del compromiso de los diferentes actores sociales, tanto públicos como privados. Estas medidas deben conducir a la igualdad de oportunidades y al compromiso con la educación. En este artículo se analiza la importancia de las alianzas e iniciativas de instituciones públicas y privadas en generar soluciones que permitan estudiar a todo el que lo desee.
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